Kaia

 

Kaia

 

Dimensiones 406×201,5×71,5×80,5 cm
Fotografías sobre dibond, 125×82 cm c/u

Spiagge Bianche es el nombre que reciben los cerca de 4 km de litoral arenoso blanquecino en la Toscana, resultado de más de un siglo de acumulación de residuos de carbonato de calcio desechados por la planta química perteneciente al grupo Solvay, situada a un kilómetro de la costa. Ernest Solvay, importante químico y empresario belga a caballo entre el siglo XIX y XX, estableció la empresa que determinaría el paisaje de la zona: una ciudad-jardín que distribuye a sus trabajadores según la jerarquía que ocupan en la fábrica. Un municipio planificado y disciplinado según el orden empresarial, cómplice del ideal de orden y racionalidad propio del capitalismo europeo que impuso la perspectiva central, como ya advirtiera Pierre Francastel.

En términos artísticos, la perspectiva central busca alcanzar la mimesis en la representación, reduciendo las perspectiva tridimensional a una bidimensional que respete la apariencia de profundidad. Siguiendo esta lógica de artificiosidad verosímil, Ainhoa Akutain introduce la forma rectángulo en positivo y negativo en el paisaje: un vacío (Zuloa) y un muelle (Kaia), que fotografiados se funden con una geometría racionalista, imposible.

Otto Stelzer afirmó en su tiempo que la difusión de la fotografía significaría el triunfo de la perspectiva dictada por la perspectiva central. La intervención de la artista desestabiliza la representación sobre la que se sostiene este modo de percepción, revelando así el espejismo sobre el que descansan estas playas blancas: bellas a la par perversas, esconden bajo su apariencia un entorno natural contaminado y territorio formado por la impronta del poder. Es esta relación dialéctica que también revelan las piezas escultóricas de la instalación: combinando arena blanca, resina y escayola, reflejan los diferentes estratos que componen este paisaje.

Julia Morandeira Arrizabalaga, comisaria.